Friday, January 20, 2006

20.01.2006

Música de aquella

Hay mucha gente de mi edad que ha viajado bastante y aunque yo considero que lo he hecho poco aún, no me he quedado siempre en Chile. En alguna etapa de mi vida me ha tocado salir del país, y recuerdo con mucho aprecio la vez que estuve varios meses en Nueva York. Allá, además de poder “vivir” una experiencia de Manhattan, pude estudiar en The New School University for Social Research (casa del Actor´s Studio) un pequeño curso de marketing para pequeños negocios. Era mas bien un taller multicultural dictado por un profesor que tiempo después vine a saber es estable del MIT. En su momento pensé que todas esas estrategias novedosas de mercadeo directo eran parte del anecdotario yankee y que probablemente poco me iban a servir, pero la experiencia fue buena y hoy Café Central esta creciendo en gran medida gracias a varias técnicas y estrategias aprendidas en ese entonces. Esto me lleva a pensar que no todo lo que aprendemos hoy tiene aplicaciones inmediatas y que muchas cosas hay que dejarlas reposar en nuestra mente para que veamos frutos y debemos estar atentos para encontrar el mejor momento de usarlas de forma efectiva. Pero hasta aquí mucha teoría que pueden encontrar en cualquier libro de educación mas moderno.

En este viaje encontré también la posibilidad de exprimir el libre mercado y en una movida mas arriesgada que nada, tome unos pasajes a Paris donde estuve diez días bajo cero, protegiéndome del invierno Parisino en los museos de los que tanto había oído hablar en mi infancia. Hoy con Internet y los Muchos-Viajes-Envidiables Channel que tenemos disponibles en la televisión por cable tal vez no les parezca a los jóvenes gran cosa pero a mi se me abrió el mundo. Fue grato mientras duró pero me posicionó en un nivel que estoy seguro el ministro Eyzaguirre definiría como Ansiedad Estructural, haciendo el símil con el tan famoso por nuestras latitudes chilenas, Superávit Estructural de la economía chilena. Y ocurre que mis ganas de conocerlo todo son impresionantes. Nuevamente aquí he llegado a un punto que nadie discutiría su ha tenido la oportunidad de viajar a lugares como los que he mencionado.

Dado que parece que no voy a ninguna parte en esta columna de día viernes, déjenme contarles de un factor común que me toco ver en ambos lugares. Tanto en Nueva York como en París, me toco impresionarme con la cultura popular. En las calles a pesar del intenso frío, no era extraño encontrar grupos de música docta, cantantes líricos y profesionales de cámara deleitando a los transeúntes ya sea en las avenidas principales o en los andenes del metro. Hasta hoy me parece maravilloso este ejercicio y cuando me toco vivir en Santiago de Chile, me alegré mucho de ver que en la estación de metro Los Leones es bien común este espectáculo. Ahí, intérpretes del teatro municipal entretienen a quienes deciden hacer un alto en el camino acelerado camino a casa o bien a quién cada día prefiere llegar un minuto mas tarde a la oficina pero de buen ánimo.

Lo que me lleva a comentarles el día de hoy esto es que, así como en Paris, Manhattan y Santiago ayer me sorprendí de ver que en Viña del Mar, ciudad balneario donde vivo actualmente en Chile, también estamos siendo testigos de tan digno y elevado espectáculo. Paseaba por la otrora muy popular Avenida Valparaíso y me encontre con un modesto grupo de gente en torno a un grupo musical que interpretaba piezas clásicas. Yo no soy muy docto en estos temas musicales pero les puedo decir pude reconocer pasajes de Beethoven que me erizaron los pelos. No puede evitarlo y les tome una foto que hoy comparto con ustedes, así a ver si juntos podemos fomentar que estas cosas pasen mas a menudo y que a su vez el nivel de la interpretación suba, porque sinceramente las famosas estudiantinas que interrumpen nuestras cenas junto al mar ya me tiene bien aburrido.



Nos vemos…

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